Emperatriz Popea,
Dama coqueta de la sociedad romana pionera en aplicar nuevos métodos de Belleza para mantenerse joven, en gran medida base de nuestros actuales modos de Belleza.
Cosmética basada fundamentalmente en la leche y los masajes, dedicaba mucho tiempo y energías a su aseo diario que incluía la depilación de brazos, axilas, piernas y labio superior. Los dientes se pulían con polvo de asta, el aliento se perfumaba con perejil y granos y las verrugas se escondían con lunares postizos. Utilizaba baños, lociones y ungüentos para evitar los malos olores y disimular los defectos de la piel. Suavizaba la piel en baños de leche de burra una costumbre que la hizo muy popular; para retrasar la aparición de las temidas arrugas, se frotaba la cara hasta setecientas veces al día, las arrugas menores las disimulaba con polvo de harina y conchas de caracoles; usaba una mascarilla facial compuesta por una mezcla de pasta y leche de burra. Se cuenta que en sus viajes por el Imperio, llevaba consigo un peculiar y extravagante equipaje; una manada de 300 burras para sus menesteres.
En época romana, las mujeres solían maquillarse, cosa que también hacían algunos hombres. En ocasiones, algunos de ellos se pintaban los ojos, las cejas y los párpados, o se daban una capa de polvos para aclarar el rostro. Incluso para permanecer en casa, las mujeres adquirieron la costumbre de maquillarse cada día como signo de distinción heredado de la moda griega entre mujeres libres y esclavas.